viernes, 19 de diciembre de 2008

ENTREVISTA A AQUILINO POLAINO-LORENTE.


primera parte de la entrevista concedida en exclusiva a diarioya.es
Pilar Muñoz/Rafael Nieto. 18 de Septiembre.

Aquilino Polaino no es políticamente correcto, y en los tiempos que corren, esa es una de sus innumerables virtudes. Una de las mayores autoridades en Psiquiatría que hay en España y en Europa, su impresionante curriculum le convierte en una verdadera eminencia en algunos temas, entre los que destaca la tan polémica ideología de género. Miembro del Consejo Asesor de este periódico, el Doctor Polaino nos recibe en su despacho, encantado de dialogar con una brillantísima colega suya (nuestra colaboradora Pilar Muñoz, que ha elaborado la columna central de esta entrevista) y con un periodista que ha aprendido mucho al lado de tanta ciencia.


Señor Polaino, un tema muy actual es el denominado “ideología de género”, sobre él se habla sin entender muy bien de qué se trata. ¿Estamos ante un tema social, o más bien, ante una corriente de pensamiento cuya finalidad es la modificación del concepto tradicional familiar?

Bueno, estamos ante un tema de mucho calado, de mucha hondura…, probablemente, ante una de las columnas vertebrales del cambio social en el siglo XXI. Por tanto de moda nada, y el horizonte desde el que cabe analizarlo es amplísimo. Se puede hacer una consideración un poquito “light” de la ideología de género, o se puede entrar en los intríngulis de la teoría de género como filosofía, y claro eso llevaría más tiempo. Es una de las cuestiones que están previstas por la ingeniería social y avanzará progresivamente, si no se le desenmascara y critica. Si la ideología de género triunfara produciría un vuelco cultural que haría irreconocible a Occidente.

¿Puede responder, teniendo en cuenta a Engels, a un proceso de lucha de clases, iniciado en 1884, y que en la actualidad decide considerar al sexo femenino como susceptible de mano de obra, en vez de origen y garante de crianza y educación familiar?

Para entender bien la ideología de género hay que irse al neomarxismo, y de mano de las feministas. En el fondo es replicar a Engels, pero en una cuestión antropológicamente más relevante que en el planteamiento inicial de Engels. El neomarxismo que está cobijado en la ideología de género, a la que sostiene, es mucho más radical, más disolvente del hombre, de la persona, que el marxismo tradicional. ¿Por qué?, porque ahora no se habla de opresores y oprimidos, en relación con la propiedad privada, el trabajo o los bienes de producción que, entonces, era lo que provocaba la lucha de clases. Una vez que el “paraíso marxista” no se ha alcanzado, y ha fracasado, el marxismo actual es mucho más disolvente. Ahora no se trata de la propiedad que enajena a la persona, sino de la familia. Es la “abolición de género” lo que se está pidiendo en este momento, de manera que en una sociedad progresivamente democrática cada mujer se niegue a ser madre, porque la maternidad estorba a su realización como persona. Esto está relacionado también con la “autoconstrucción del hombre”, con la “autoproducción de sí mismo”. Pero la idea de que cada uno sea su propio arquitecto tiene escaso fundamento y, en la práctica, no es posible la auto-producción de sí. La ideología de género distingue entre “género” y “sexo”. La afirmación de que el “género” es cultural y el “sexo” es biológico, y que lo que hay que hacer es cambiar sexo por género, de forma que cada cual elija el “género” que quiera es otra de las metas que se propone el “constructivismo social”. Es proponer que las personas se autoconstruyan culturalmente en el género que desean, sin tener en cuenta ningún determinante biológico o corporal. En mi opinión esta hipótesis es contraria a la realidad, utópica y sin fundamento psicológico alguno.

Es decir, que se estaría configurando un nuevo ser…

Un nuevo ser que es artificialmente construido, y que va en contra del ser originario. La ideología de género se está generalizando actualmente, tal vez porque a pesar de su sinrazón dispone de un punto de verdad…

¿Cuál es?

El punto de verdad es que toda la cultura ha sido construida, diseñada y llevada a cabo desde lo masculino. Y a la mujer se la ha desplazado a tareas menos relevantes. Pero sobre ese punto de verdad, lo que se está exigiendo es un cambio de mentalidad, un cambio en el mapa cognitivo de las representaciones mentales de los ciudadanos -lo que llaman ustedes los periodistas “el imaginario colectivo”-, y eso es totalmente distinto y muy poco practicable. Hay un punto de verdad, pero bueno, la mujer ya se ha incorporado masivamente al trabajo, y espero que también en los salarios haya igualdad. En lo que no va a haber igualdad, porque es imposible, es en que el hombre y la mujer sean lo mismo. O, como ahora se va a enseñar a los niños, que elijan el género que quieren tener, porque la autoproducción de sí mismo es inviable, es imposible. Hay también otra pequeña verdad: las personas cuando nacen no están hechas, tienen que hacerse. Pero se hacen de acuerdo con las condiciones naturales que han recibido –que no son modificables ni están sometidas a su voluntad-, con la educación que reciben, con el esfuerzo que ponen en aprender y con el uso que cada persona hace de su libertad. Esa es la parte de lo conquistado, en el hacerse humano. Pero lo dado (lo natural que ha recibido) y lo conquistado (lo que cada persona alcanza con su libre trayectoria biográfica) están siempre articulados e integrados en la singularidad de la persona. Lo conquistado no puede abolir, extinguir y disolver lo dado, porque lo conquistado parte de lo dado, que es anterior y superior a lo conquistado. Lo conquistado sin lo dado carece de fundamento. Nada se puede construir sobre el vacío. De aquí que tal intento de autoconstrucción personal, además de imposible y utópico, sea radicalmente frustrante para la persona que lo intenta .

Usted ha dicho que la ideología de género está calando socialmente, y que la único arma para defenderse de ello es la capacidad crítica. ¿Qué le parece la noticia sobre unos universitarios (a los que se supone esa capacidad crítica) que van a celebrar próximamente el primer día del orgullo bisexual?, ¿estamos ante una generación perdida?

Considero que para llegar a un diagnóstico tan fuerte sería preciso matizar mucho más. De acuerdo con el pluralismo cultural que hay ahora en nuestro país, afortunadamente, hay que afirmar que hay universitarios que discrepan críticamente de ello, aunque sean minoritarios. Por tanto, tengo algunas dudas sobre ese diagnóstico maximalista. Sí se puede decir que un gran contingente de la población universitaria no es crítica, no piensa, se deja conducir por las modas. Son dependientes de sofismas tan erróneos como amplia es su circulación social. Algunos sostienen que “si una persona opta por la bisexualidad, y eso le produce placer y le hace feliz”, a ellos no les importa. El argumento que están empleando es el siguiente: “No hacen daño a nadie, así es que habrá que darles libertad”. Efectivamente. Pero el planteamiento es incorrecto, porque una persona bisexual se hace daño a sí misma, y por esa vía no podrá ser feliz. Además, a los demás sí les debe importar, aunque sólo sea por aquello del deber humanitario de ayudarle a que no se haga daño a sí misma. Porque cuando una persona se hace daño a sí misma, en su persona, nos está haciendo daño a todas las personas, porque todos somos interdependientes. Cuando una persona sufre, en gran parte todos sufrimos con él. Y esto no es por catolicismo oficial, sino porque estamos así hechos, y así es nuestra condición humana. La condición humana es naturalmente solidaria. Si vemos un accidente en el que a un perro le atropella un camión, y lo vemos cómo mueve la patita izquierda y cómo está muriéndose y no puede respirar, a cualquier persona que vea esa escena le cambia el rostro. Se nota que se compadece y sufre. En eso consiste la conmiseración, la compasión. Esa es una dimensión humana que está ahí. Por tanto, yo creo que mucha gente que asista a esa “celebración”, probablemente no sabe lo que está haciendo, y simplemente lo que le gusta y busca es otra cosa: la movida, estar juntos, conocer gente, tomar unas copas y encontrarse con otras personas. El motivo aparente de ese encuentro le importa muy poco, como si fuera otro o lo contrario también asistiría. Otra cosa es que como tal hecho constituye una parte importante de la siembra cultural que se pretende hacer. Con la repetición de convocatorias como esta, llega un momento en el que las personas sin formación no distinguen si hay error o no. Al final, el error va penetrando y habitando en las cabezas de quienes no se han atrevido a pensar por cuenta propia.

Volviendo a lo que antes comentaba sobre lo dado y lo conquistado, y repasando a algunos autores, el Dr. Money habla de un experimento realizado con gemelos, y luego refutado por el Dr. Diamond, en el cual encontró la barbaridad, el desorden mental y afectivo que provocó ese experimento en uno de los gemelos, cuando se intentó disociar el sexo del género. ¿Nos podría comentar algo al respecto, si esta adulteración perversa nos pone en la pista de que no hay que perder lo natural como punto de referencia?

Hay que considerar lo que es la libertad humana, porque ahí está la clave. Cualquier persona realista sabe que la persona es libre, y de eso tenemos todos experiencia empírica. Pero hay que saber que esa libertad está condicionada. Primero, porque es una libertad encarnada. La libertad humana no es algo abstracto, sino que se encarna en un cuerpo. Por tanto, si esa libertad está condicionada por el cuerpo, además de por otros muchos factores (la cultura, los propios límites que cada persona tiene, etc.) esa libertad no es absoluta ni puede serlo. Intentar abolir el sexo y el género, o en una primera etapa sustituir sexo por género -de acuerdo con un diseño en el que uno es el arquitecto de sí mismo-, es hacer de la libertad un absoluto. Es decir, lo que es limitado no puede contener lo ilimitable, y por tanto el planteamiento, de raíz, ya está equivocado. Una persona no puede ser todo lo que se le pasa por la mente. La fantasía, la imaginación y los deseos humanos son ilimitados en su número y, sin embargo, qué pocos deseos humanos los tenemos ya satisfechos y en la mano. Es decir, si se aceptara la utopía antropológica de que cada persona se construye a sí misma en todos los órdenes, temáticos y de contenido, al final se conduciría a esa persona a una gran frustración que acabaría en la desesperación.

¿Cuándo aparece el término “gender” (que puede traducirse, aunque no con mucha precisión, como “perspectiva de género)?

Es un término que aparece en el año 1995, y el contexto en el que aparece es el Congreso de Pekín. Es un término muy apoyado por el feminismo radical. Tiene antecedentes porque, lamentablemente, en muchas universidades americanas los alumnos han de cursar una asignatura acerca del “género”, en cuyos manuales se hace apología de la ideología de género. La ideología de género ha pasado a ser la expresión sustitutiva de la condición sexual humana. En la actualidad no quieren que se hable de masculinidad y femineidad, sino de género. Por eso ya no se habla de violencia entre hombre y mujer, o violencia doméstica (que en el fondo es lo que es), sino de violencia de género. Es decir, vamos cambiando el lenguaje, y al cambiar el lenguaje vamos cambiando el significado. Esto se está haciendo de una forma muy sutil y progresivamente acelerada. Con ello se está cambiando a las personas el significado de las cosas, lo que las sitúa en un “guetto”, en una burbuja totalmente diversa de aquella que estaban viviendo. Se ha sembrado la confusión, y ahí es muy difícil orientarse. Sobre todo, si no se dispone del necesario pensamiento crítico para hacer frente a estos errores de acuerdo con una antropología realista que salga garante de la dignidad de la persona.

Usted hablaba de una perífrasis de obligación en los manuales americanos…, ¿no viene a ser lo mismo que la tan traída y llevada asignatura, ahora curricularmente impuesta, de Educación para la Ciudadanía?

Yo pienso que sí, lo que pasa es que esto mucho más lesivo que aquello. Al fin y al cabo, un niño no tiene defensas, no puede tener espíritu crítico, no dispone de capacidad de discernimiento acerca de lo que se le está planteando. Por tanto, hay que augurar que los niños expuestos a esas enseñanzas pueden estar expuestos a una situación de indefensión. Constituye un abuso, que debería estar condenado, la manipulación del pensamiento infantil en situaciones de indefensión. Especialmente en temas que atañen y hacen referencia a su identidad personal, al núcleo duro de su persona singularísima.

¿Y nadie se opone a esto en el mundo académico?

Bueno, nadie no. Hay ya 50.000 objeciones de conciencia. La respuesta social y ciudadana en este punto comienza a ser clamorosa. En una sociedad progresivamente democrática, los gobernantes tienen que escuchar, no pueden pasar página. Se ha promulgado una ley, pero no se ha tenido en cuenta la opinión popular. Los gobiernos están continuamente haciendo catas sociales, a través de encuestas y globos sonda, antes de tomar una determinación, y según los datos de la encuesta, así cambian, modifican sus proyectos, buscan el ajuste fino…, y así es como suelen gobernar. ¿A usted no le parece que 50.000 objeciones de conciencia sea un dato especialmente significativo? No quisiera entrar en el tema jurídico, que es la otra vía, pero cabe preguntarse: ¿cómo se va a resolver esto jurídicamente? ¿Es coherente el sistema jurídico de un país, si respecto de lo mismo las sentencias son contradictorias? ¿Puede afectar esto a la democracia? ¿Acaso se puede seguir avanzando en democracia si hay una fractura del sistema jurídico? Con la cuestión de la EpC está puesto en juego el núcleo duro del Estado de Derecho. ¿Se puede arriesgar tanto la democracia que se deje sin protección alguna el núcleo jurídico, o que se le arrastre hasta lo irreconocible por unas políticas determinadas? La propia democracia puede estar en peligro. Eso sí que nos afectaría a todos.

En el fondo, intentar parar una sola asignatura (por terrible que sea, que lo es), ¿no es intentar ponerle puertas al campo?, en el sentido de que si todo va en la línea que hasta ahora, posiblemente dentro de algunas generaciones toda la educación estará impregnada de los “valores” que están en esa asignatura.

No, no creo que eso sea poner puertas al campo. De lo que se trata es de hacer como ciudadanos todo cuanto entendemos que debe hacerse. Otra cosa es que la gente se inhiba. Pero en ese caso, se están excluyendo de sus deberes como ciudadanos. ¿Cuántos años se lleva diciendo en este país que estamos con una crisis de valores? Y hasta ahora nadie ha resuelto ni la crisis ni el cambio de valores. Es la crónica de una muerte anunciada. ¿Se le puede pedir a un ciudadano que dedique su tiempo a cambiar todo el sistema? Pues ya se ve que no, porque ni es experto, ni tiene poder, ni tiene los recursos necesarios, ni es político. ¿Se le puede pedir a un ciudadano que en el núcleo íntimo, en lo que afecta a la intimidad de su hijo, trate de defenderlo y luche contra lo que considera puede hacerle daño? A mí me parece que esto es obligatorio. ¿Que con eso no se ha resuelto el problema educativo? En absoluto. Solamente el fracaso escolar de este país es alarmante, y como se descuide uno hasta en los medios más públicos, a veces aparecen faltas de ortografía en el telediario. La RAE puede ser muy flexible, pero realmente cuando se produce un deterioro del lenguaje de esa magnitud, considero que sería correcto hablar de que se ha iniciado un periodo de franca decadencia cultural. Esto es una bola de nieve. Los padres tienen derecho a objetar contra esa materia. ¿Solucionan con ello todo el sistema educativo? Ciertamente, no. Pero disponen de cierta libertad para determinar a qué colegios llevan a sus hijos. Hay colegios que tienen “cola” y otros no. A veces los propios padres no están de acuerdo con la línea educativa del colegio, pero sí están apelando a lo que consideran dará más seguridad y mejor formación a sus hijos. El sistema educativo va mal, pero los padres hacen lo que pueden, especialmente en lo que afecta a sus hijos. Es comprensible y razonable, por eso, que en relación a la EpC los padres que se hayan movilizado.


2ª parte de la entrevista a aquilino polaino en DiarioYa.es
em>

Pilar Muñoz/Rafael Nieto. 19 de Septiembre.


La ideología de género hemos visto que no es transtemporal, ¿pero es transcultural? Porque yo no me imagino a una tribu de Nueva Guinea, por ejemplo…, ¿es más bien de Occidente?

Bueno, el núcleo duro está en Occidente, porque es donde ha surgido y donde se ha promocionado. Pero estamos en un mundo sin fronteras, y la globalización también tiene mucho que ver con la ideología de género. Hoy puede afirmarse que lo que ocurre en Madrid se está replicando en Santiago de Chile o en Méjico D.F.

O sea, esa idea que tenemos en España de que parte de la recuperación en valores puede venir de Hispanoamérica, no es tan así…

Pues al paso que vamos, tal hipótesis es de difícil cumplimiento. Porque allí imitan bastante bien y miran a España. Hay, además, una importante correa de transmisión, sobre todo en las personas que leen la prensa española todos los días en Internet. Si, por otra parte, los gobiernos mediáticos no sólo les aconseja y orienta, sino que hace fotocopias de sus propuestas de ley para facilitarles el engranaje a nivel de su cámara de diputados, pues el mundo se convierte en una aldea. Otra cosa es África y Asia, pero bueno, todo llegará. A ello hay que añadir uno de los fenómenos que no se han estudiado en España: la aculturación de los inmigrantes. En mi opinión, hubiera hecho falta una inversión económica muy fuerte en programas de integración, de aprendizaje de nuestra cultura (respetando la de ellos…). Eso en España no se ha hecho. Basta, por ejemplo, con viajar en el metro y observar como el lenguaje de los inmigrantes latinos está cambiando radicalmente. En ellos, a pesar del acento, la estructuración del lenguaje, los tópicos, los modos de decir son absolutamente españoles. Eso significa que lo que ven lo imitan, sin apenas darse cuenta de ello. Eso tiene un efecto positivo, y es que la adaptación a la nueva cultura es más fácil, y otro efecto negativo, que si lo que copian es lo que no deben copiar, pues…se equivocan. Si algunos de ellos ahorran y regresan a sus países respectivos, naturalmente difundirán allí los valores que aquí han aprendido.

¿Qué opina acerca de la posibilidad de que el mundo musulmán se integre en la cultura occidental, lo ve factible?

Observo algunos hechos un tanto contradictorios. El primero es que, al ser un grupo con tanta cohesión religiosa, esa rigidez puede constituir una poderosa barrera para su adaptación. Ahora bien, eso no se da en el vacío. Ellos deben darse cuenta que o se adaptan a Occidente o la sostenibilidad de sus países va a ser muy difícil. Es decir, si está todo globalizado, ellos también forman parte de esa globalización, y si se quedan fuera, sus países tienen fecha de caducidad. Un tercer factor significativo es el de la mujer musulmana. Una mujer que observa cómo vive, en qué se ocupa, y cómo es apreciada la mujer occidental. Enseguida, pensará que ella quiere ser como la occidental. ¿Qué pensará de eso su esposo? Tal vez que es mejor acabar con esa cultura antes de que acaben con la propia. Se entiende así que la Alianza de Civilizaciones sea un tópico muy poco viable, precisamente por utópico. Por el momento, es más probable que esa supuesta alianza se transforme en una contradicción de civilizaciones, algo que a la larga haría eclosionar ciertos conflictos.

Es que hay religiones que no son miscibles, el islamismo y el catolicismo sólo se parecen en que son monoteístas, pero toda la cuestión que trajo Nuestro Señor sobre el perdón…

Esta es una cuestión mucho más compleja. Considero que es necesario estudiar la historia de las religiones..., antes de que pueda establecerse un diálogo entre ellas. De otra parte, si no hay diálogo entre las religiones monoteístas, no vamos a ningún sitio. Pero ese diálogo exige un estudio previo que es muy complejo, porque en cada religión monoteísta hay que ver cuáles son las categorías que dibujan el modelo implícito que tienen de persona, y cómo se articulan esas categorías. Si eso se hace en cada religión monoteísta, por separado, luego habría que comparar esa constelación de categorías que identifica a cada religión, y hacer entre ellas una investigación de antropología comparada. Sólo a partir de aquí puede iniciarse el necesario diálogo. Estamos hablando de una investigación que puede llevar fácilmente 30 años, aún disponiendo de un equipo de investigadores de mil quinientas personas.

Usted, en una de sus obras (“La autoestima perdida”), habla de encontrar la autoestima espiritual…, ¿piensa que esto está “demodé” ahora mismo, porque el hombre está de espaldas a Dios?

Eso depende de en qué tipo de contexto estudiemos el problema. En el contexto mayoritario, si observamos los medios de comunicación, puede que esté “demodé” en la actual sociedad mediática. De hecho, de esta cuestión apenas se informa. En otros contextos más profesionales, hay datos enormemente curiosos, sobre todo en psicología y en psiquiatría. Hace cuatro años, en Méjico, tuvo lugar un encuentro en el que los temas fundamentales a tratar fueron la espiritualidad, la psicología y la psicoterapia. Asistieron más de 5.000 personas, de muy variadas profesiones. Ese congreso duró cinco días, y la gente se quedó con ganas de seguir. Otro ejemplo: el año pasado, en Centroeuropa, hubo un congreso sobre espiritualidad, psicología y psiquiatría. Asistieron 1.200 profesionales. En el día a día sí que hay que contar más con la espiritualidad, sin manipularla ni mancillarla, ni utilizarla como una herramienta, pero sí saber que está ahí, y que influye en la persona…Ante el misterio el respeto. La espiritualidad –la dimensión espiritual de la persona- tiene mucho que ver con la resolución de trastornos, con el proyecto de vida por el que uno opta, con que ese estilo de vida sea más saludable o no. Eso pone de manifiesto que la fe y la religión, la espiritualidad de la persona tiene que ver con el modo en que enferma y su posible recuperación. Eso es hoy incuestionable. Sin embargo, la mayoría de los profesionales no estamos preparados para ello. ¿Le podemos dar el mismo consejo a un musulmán, que sufre un trastorno bipolar, que a un judío?, ¿Conocemos el ámbito de sus convicciones y creencias? Los profesionales no estamos preparados respecto de los trastornos psíquicos y físicos en el ámbito del actual multiculturalismo. Hemos de manifestar un gran respeto a la diversidad. Pero eso sólo no es suficiente. Es preciso conocer mejor lo que hay de específico en las personas que integran esa diversidad multicultural, para tratarlas de la forma más adecuada posible y sólo así seremos más eficaces.

El profesor De las Heras habla en su libro “La sociedad neurótica” de una sociedad intersexual, y habla de, según los roles, una tipología curiosa que me gustaría que usted nos confirmase. Habla del andrógino (alto-masculino, alto-femenino), el masculino, el femenino, y el amorfo. ¿Esto es así?

Bueno, no he leído ese libro en concreto, y no puedo opinar, pero lo que me está diciendo procede de viejas teorías que observan el misterio sexual humano, en una etapa pre-mítica. No sé si se podrá reelaborar una tipología en que puedan encajar las piezas del puzzle de lo que hoy sucede. Esa vieja teoría puede que tenga más de 24 siglos. No estoy seguro de que se puedan hacer unas celdillas en las que quepa una clasificación de lo que hay en la actualidad. Si no se supera la teoría mítica –y es superable en la medida que se estudia y analiza-, no se encontrará la verdad y la ciencia no progresará. Pasar del mito al conocimiento de la realidad supone dar un salto de gigante, y eso es lo que ha hecho avanzar la ciencia. Lo pre-constitutivo del conocimiento científico, precisamente, es ir desvelando las capas que se han ido acumulando y encubriendo el pensamiento mítico acerca de la realidad.

Y por último, con esto de los “apareamientos homosexuales”, afloran los estudios que, sin tener una metodología seria, gozan de una relativa credibilidad en la sociedad…Han salido varios profesionales que dicen que esto es buenísimo, y que los niños criados en este tipo de núcleo salen mucho más aptos para todo. ¿Qué interés hay en potenciar este tipo de cosas?

El tema que propone hay que investigarlo con mucho rigor. Y eso es complejo, porque metodológicamente tiene muchos sesgos. Por ejemplo, a la hora de seleccionar la muestra con que se va a trabajar. Los participantes pueden sesgar los resultados con las actitudes que esconden tras su decisión de ofrecerse voluntarios. Los resultados que se obtengan hay que leerlo con un talante riguroso, objetivo, distante, nada apasionado, muy frío. En la mayoría de los trabajos que hoy se dan por buenos lo que hay son errores metodológicos de bulto que puede apreciar cualquier persona un poco avezada en metodología de la ciencia o epistemología. Por tanto, hay que ir con pies de plomo y hacer un poco más de caso a los resultados obtenidos en diseños metodológicamente más depurados.

Yo quiero preguntarle por el tema del aborto y la eutanasia, ¿qué le parece la intención del gobierno socialista de hacer el aborto libre y la eutanasia también?, ¿piensa que un cambio de gobierno podría controlar o frenar esa tendencia?

Esa es una pregunta que se contesta a sí misma. Son tan poderosos e incontrovertibles los datos científicos de que hoy se dispone que, ciertamente, el aborto supone eliminar a un ser humano. El aborto ha sido un error en España desde hace algún tiempo. Sin embargo, los gobiernos se han sucedido unos a otros y aquí nada ha cambiado. Por tanto, no creo que el actual gobierno ni la oposición (en principio, si no hay una deriva muy grande y una relativa fractura con el continuismo que hasta ahora han traído) eviten ese horror atentatorio de la dignidad humana. Desde el periodismo puede hacerse mucho. Podría estudiarse e informar, por ejemplo, acerca de cuáles son los beneficios económicos que produce el aborto, y quiénes enriquecen. Resulta contradictorio, por ejemplo, que personas que están en contra de la pena de muerte, hagan enmudecer su voz en lo relativo al aborto. Sobre muchas de estas fragantes contradicciones apenas si se informa. De esas contradicciones deberían ocuparse los mass media. En España, durante el último año, ha disminuido en un 75% el número de niños que han nacido con Síndrome de Down. Esto no significa que se haya resuelto este problema, o que haya disminuido la incidencia o prevalencia de tal trastorno, sino que simplemente esos niños han sido eliminados antes de nacer. Estos son temas de los que hay que hablar. Esto ha de importar a los ciudadanos. Le diré una cosa que es muy fuerte, pero que es también muy importante: si cada persona no dedica, por lo menos, un 10% de su tiempo a la cosa pública, no se debiera considerarse un ciudadano de primera fila y, por tanto, no merece ser calificado como demócrata. La democracia es el mejor sistema de todos los posibles. Pero la democracia es exigente y a todos nos pide que hagamos un esfuerzo. Se está hablando mucho de ciudadanía, pero éste es un país en el que la ciudadanía está bajo cero. Un país con alta ciudadanía es Francia, donde para cada ciudadano la cosa pública es como el patrimonio de su abuela, y por tanto quiere meter mano allí, y alzar su voz, porque dice: “a mí nadie me administra lo que es mío”. Eso en España no es así. Quizá porque en el antiguo régimen el ciudadano esperaba todo del Estado. Antes era “papá Estado” el que solucionaba los problemas. Pero, con al optar por la democracia, ya no hay papá, y ni siquiera Estado, tal y como antes se concebía. Ahora estamos en el Estado del Bienestar, la burbuja indolora…, y se continúa pensando que todo lo tiene que hacer el Estado. ¿Dónde está la iniciativa social? El tema del aborto sólo se puede solucionar a fuerza de espíritu ciudadano. Es verdad que a veces el espíritu ciudadano se ha manifestado socialmente de forma magnánima y significativa. Eso está bien, pero no es suficiente. Hay que hacer más redes, hacer que el problema salga en los medios de comunicación y poner nombres en negrita (que siempre pone muy nerviosa a la gente),los nombres de las personas o de los laboratorios que patrocinan no sé qué cosas; recabar la información de los colectivos profesionales responsables; solicitar a las Reales Academias que se pronuncien y dictaminen sobre ello. Estos graves problemas también es un asunto del periodismo, en una sociedad democráticamente avanzada. Si hay un espíritu de ciudadanía sólido y crítico, esto cambiará, porque la evidencia científica existe, y está suficientemente probado que desde el momento de la fecundación allí hay una persona. Incluso Habermas admite que el aborto es un asesinato fatal, y estoy citando a un relevante intelectual de la elite marxista. ¿La eutanasia? Desde el punto de vista de la motivación humana, de las personas que sufren, es un campo sembrado de minas que está próximo a explotar. Los hijos no están dispuestos a cuidar a sus padres, la expectativa de vida ha crecido muchísimo, el estilo de vida en España supone muchas horas de trabajo, atender a una persona de la tercera edad, si tiene una demencia o un problema de invalidez, precisa de dos o tres personas que la cuiden. ¿Quién puede sostener eso? Por otro lado, el 70% de todos los medicamentos son consumidos por personas mayores de 65 años. Al mismo tiempo, hay que contener el gasto público con políticas restrictivas. La situación comienza a desmoronarse. La solución no consiste en acortar la vida o tratar de eliminar a las personas. Esa es una actitud decididamente antidemocrática que, además, acaba con la confianza; no con la económica, sino con la confianza en las personas. Es el caso de Bélgica y Holanda, donde una persona que padece de bronquitis coge un avión y se va a otro país…, si puede. Y si no puede, se muere en su casa, pero no va al hospital, porque sabe que si va al hospital ya no vuelve. ¿Es sostenible un sistema social que funciona así? Creo que no. Quizá la ley de dependencia –si es que alcanza a aplicarse- reste dramatismo a esta situación. La solución no es legalizar la eutanasia. Con ello se hace el más flaco de los “servicios” a la humanidad. Es probable que la eutanasia ya se esté practicando, aunque sea “soto voce”. Lo mismo sucede con la eugenesia. En este punto estoy de acuerdo con Julián Marías en que el aborto, en la sociedad española, es el crimen más grande del siglo XX. Algo absolutamente imperdonable. Sin duda alguna, hay conexión entre el aborto y la eutanasia. El uno facilita la otra. Esperemos que a los crímenes del siglo XX no haya que añadirle –en una edición ampliada- los del siglo XXI.

No hay comentarios: