miércoles, 27 de agosto de 2008

Entrevista al economista JUAN TORRES LÓPEZ.


El ciclo “Democracia y compromiso” que organiza la asociación cultural Fuco Buxán y en el que colabora la Universidad de A Coruña trae mañana al salón de actos del campus de Ferrol al catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga
Juan Torres López.


—¿De qué tratará la conferencia de mañana?

—De la globalización financiera sobre los cambios que se han producido en los últimos años en los mercados financieros en todo el mundo y cómo esos cambios están produciendo un incremento de la inestabilidad, de la incertidumbre y del riesgo que ha provocado esta crisis en la que estamos, una de las mayores de los últimos noventa años en el ámbito financiero.

—No es, pues, sólo desaceleración.

—Hay crisis en todo el planeta, eso es algo que no admite discusión: se le puede llamar como se quiera, pero lo cierto es que los mercados financieros están en una profundísima crisis, que hay en ellos una falta de liquidez enorme y que eso está afectando a la actividad económica, porque, lógicamente, los consumidores y las empresas necesitan financiación, que cada vez es más escasa y más cara, lo que disminuye su actividad. Así que la crisis está prácticamente extendida a todo el planeta porque hoy en día las finanzas no tienen fronteras.

—¿Cómo se origina una crisis de esta magnitud?

—Puede originarse por muchas causas, pequeñas a veces.En este caso se ha originado porque los bancos norteamericanos acumularon activos, documentos, para luego vender y que poco a poco pasaron a ser de mucho riesgo porque eran hipotecas que le daban a familias que tenían o iban a tener grandes dificultades para pagarlas en su momento. Cuando un banco da esa hipoteca, el contrato no lo guarda en un cajón sino que lo vende, y va circulando por los mercados financieros. ¿Qué pasó? Pues que los mercados financieros de todo el mundo, los bancos de todo el mundo, estaban inundados de documentos hipotecarios de gran riesgo que fueron puestos en circulación no uno a uno, sino en paquetes, con la autorización de la Reserva Federal de EEUU, de manera que era peor, pues si fuera de uno a uno cada inversor sabría si tenía una hipoteca de las malas, pero si iba en un paquete lo que no sabía era dónde estaba el “bicho”,de tal manera que ahora todos los mercados nternacionales se encuentran con inversiones en paquetes hipotecarios que podrían estar ontaminados con hipotecas malas, hipotecas basura. Ante eso lo que se produce es un etraimiento, un paso atrás de los inversores, que temen verse afectados por ese paquete y, a su vez, los que tenían el paquete, cuando se descubre que tiene la hipoteca basura, ha de explicar en su balance activos que ya no tiene, lo cual produce una disminución de sus resultados. Eso, extendiéndose progresivametne a todos los mercados financieros es lo que genera inicialmente una crisis en principio hipotecaria, luego financiera,pero finalmente económica porque cuando retiran las facilidades de crédito se las retiran también a un pequeño empresario de Ferrol que necesita dinero para ampliar su nave.

—¿Es cierta la teoría de que existen las crisis cíclicas en el capitalismo?

—Más que una teoría es una constatación. Recurrentemente se producen esos ciclos económicos, con alzas y bajas de la actividad. Por eso en realidad es tan estúpido negarse a reconocer que hay crisis, porque incluso el hecho de que la haya significa que es el momento de cambiar de rumbo, por eso no tiene por qué ser del todo negativa. Eso lo ha habido siempre, con diferente amplitud y por diferentes razones, pero siempre se han dado esos ciclos económicos. El problema hoy no es que haya más o menos ciclos, sino que los gobiernos tienen menos instrumentos que nunca para acerle frente porque han cedido los mecanismos de actuación a los mercados. Vemos estos días que empresarios, sindicatos y oposición le piden al Gobierno que actúe, pero éste no puede hacer nada frente a movimientos de capitales que tienen plena libertad y ante los cuales se encuentran completamente maniatados.

—O sea, que el Gobierno puede hacer muy poco.

—Para colmo, el problema es que, además, este Gobierno,seguramente por imprevisión y por una concepción errónea de lo que podía pasar, ha hecho unas promesas electoralistas en el tema fiscal, como la devolución de los 400 euros que ahora se ha llevado casi el 60% del dinero que podía haber utilizado para hacer frente a la crisis. De manera que, para colmo de males, no es que este Gobierno, como casi todos, tenga las manos atadas, sino que además los recursos que podía haber utilizado los ha malgastado.

—¿Se improvisa mucho en materia económica?

—En materia económica, el problema de la Unión Europea es que se está gobernando con un piñón fijo, sin mover el manillar. El Banco Central Europeo, que es la institución económica más poderosa de la Unión y en realidad la única que puede hacer política, no va buscando nada más que la estabilidad de los precios; se desentiende del crecimiento y del empleo, y eso es una verdadera barbaridad, es como si a un enfermo los médicos sólo se preocuparan de darle agua para la sed. Pero, además de sed, el enfermo tiene necesidad de comer, de dormir, de vestirse... Están tratando cualquier tipo de enfermedad que haya con un solo remedio, que son los tipos de interés. Y eso es una barbaridad porque cualquier persona, sin ser economista, se da cuenta que ante diferentes situaciones hay que actuar con remedios distintos. Y que un mismo remedio no siempre es efectivo para cualquier tipo de problema que surja.

—En este caso, con la repercusión que tiene sobre las hipotecas, ¿qué va a pasar?

—Va a pasar lo que está pasando: que los bancos ganan cada vez más dinero. No hay que olvidarse que la subida de los tipos de interés que está haciendo el BCE sencillamente significa que el dinero que antes estaba en el bolsillo de las familias, ahora está en el bolsillo de los bancos. Cuando una familia ve que le ha subido la cuota de su hipoteca significa que el banco ve que ha subido el dinero que tiene en sus cuentas. O sea, que el BCE, frente a esta situación, lo que hace es trasladar la renta de un sitio a otro, y además lo hace sin consultar a los ciudadanos, como si fuera una medida técnica, cuando en realidad está repartiendo a los más privilegiados. Eso está dando lugar a que los bancos estén teniendo esos beneficios multimillonarios justo cuando las familias tienen más problemas para llegar a fin de mes.

—Tú defiendes que son precisamente ellos los que con su comportamiento la han provocado.

—Eso es indiscutible. Nadie puede negar que el comportamiento de los bancos con sus inversiones superarriesgadas, asumiendo un riesgo excesivo con tal de ganar más dinero, ha provocado la crisis. Lo que pasa es que lo hacen de manera irresponsable porque nadie les pone freno y nadie hace ahora que esos beneficios extraordinarios que han tenido repercutan un poco a favor de los menos privilegiados.

—¿Existe mucha opacidad en las agendas de cargos públicos que, de la noche a la mañana, pasan de ocupar un puesto en el Gobierno a percibir sueldos estratosféricos en empresas privadas?

—Es frecuente, desgraciadamente, y no sólo en España. El Gobierno de Bush, por ejemplo, ha estado lleno de conductas corruptas hasta el punto de que el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, ha hablado de un “capitalismo de amiguetes”. En España, igual. Estamos viendo cómo personas como Emilio Botín tenían que haber comparecido ante la Justicia y no lo han hecho gracias a la mediación de la actual Vicepresidenta del Gobierno, que dio orden al ministerio fiscal de que no interviniera. O cómo David Taguas, una persona al servicio del Estado, pasa sin solución de continuidad al servicio de los constructores, y así otros casos más que son de auténtica vergüenza.

—¿Qué defectos tiene la economía española?

—Es una economía empobrecida, muy dependiente, que se ha puesto al servicio de grandes empresas desde hace decenios. Y lógicamente eso ha dado lugar a que hoy día no tenga mucha competitividad. Aquí, como siempre se ha dicho,ha habido negocios, no empresarios, así que no hemos tenido una industria nacional potente, hemos protegido por intereses políticos a algunos sectores periféricos y ahora la única manera que tenemos de competir es, como siempre, con bajos salarios, y esto da lugar a que en los últimos diez años España sea el único país de la Unión euopea donde los salarios han bajado, donde el coste laboral está bajando, donde el poder adquisitivo disminuye.

—¿Por qué es Zapatero, como titulas en un artículo, “el socialismo al revés”?
—Zapatero llegó la legislatura pasada al Gobierno con un discurso aparentemente muy social, pero ha adoptado medidas que en realidad han aumentado la desigualdad, que no se han traducido en un avance de la renta de los trabajadores,sino en todo lo contrario. Es cierto que se ha volcado con la igualdad de género, pero la igualdad de género no es toda la igualdad: hay igualdad que tiene que ver con las rentas y con las riquezas y sobre la cual apenas está incidiendo.Está tomando medidas como la del cheque bebé,la devolución de los 400 euros o la desaparición del impuesto sobre el patrimonio, que son medidas reaccionarias que ni siquiera la derecha se atreve a adoptar porque son claramente injustas: tratar igual a los desiguales es la mayor injusticia. Y desde ese punto de vista, Zapatero se ha situado en esa línea que ahora se llama socialismo liberal y que no tienen mucho que ver con la socialdemocracia que en España consolidó el Estado de Bienestar.

—¿Cuánto durará esta crisis?

—Me temo que pueda ser larga y de hecho creo que todavía estamos sintiéndola de una manera floja. Creo que en España casi ni ha empezado. Diría que dos años, pero España podría resentirse bastante porque no estoy viendo que haya una estrategia de cambio en el modelo económico,y es como que estén pensando que después de esto vamos a poder seguir creciendo a base de ladrillo y de endeudamiento,y a mí me da la impresión de que eso es ya un límite que no vamos a poder superar. Creo que es probable que salgamos de aquí bastante tocados.

—¿Se acabó la edad dorada del ladrillo?

—Ojalá, aunque no creo que haya sido una edad dorada porque ha tenido costes grandes y ha creado una mala práctica en la empresa y en el trabajo en España. Hemos construido donde va a ser muy difícil que podamos habitar:ha sido un ladrillo para especular y, de hecho, hay millones de viviendas sin ocupar. Es verdad que ha creado empleo y actividad, pero también creó empleo y actividad el Prestige,y a nadie se le ocurriría decir que aquello fue bueno para la economía. La economía crece a veces de manera cancerosa,enferma e insostenible, y que se haya cortado por ahí es positivo; ahora bien, tiene que haber alternativas de actividad.Y el problema es que la única imaginación que se pone en marcha es la de los grandes promotores que trabajan a cuenta segura con las contrataciones del Estado; si antes hacían ladrillos para construir casas, ahora pedirán para hacer asfalto para carreteras. Y este país tiene que tener otras cosas: agricultura sostenible, cuidar el medio ambiente, fomentar la pesca, la industria y servicios enriquecedores para las personas, y nada de eso parece que sea preocupación de los Gobiernos centrales y autonómicos.

Diario de Ferrol • 8 de junio de 2008 NORDESÍA 19

El catedrático Juan Torres Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga.

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