jueves, 5 de febrero de 2009

FIEL A LOS PROFETAS Y A LOS FILÓSOFOS


Fuente: www.alfayomega.esSe cumplen cien años del nacimiento de Emmanuel Levinas

Fiel a los profetas y a los filósofos

Cien años después del nacimiento de Emmanuel Levinas, el filósofo judío que fue testigo del horror nazi, el diario francés La Croix recoge una entrevista con su alumna Catherine Chalier, hoy profesora de Filosofía en la Universidad de Nanterre-París

¿En qué medida el horror nazi influyó en la filosofía de Levinas?
Levinas estudió filosofía en Alemania con Heidegger, y allí fue testigo del ascenso del nazismo. Más tarde hablará de la continua desesperación en la que vivió aquellos años. Sus escritos de antes de la guerra están preñados del presentimiento del horror que estaba por venir, y después de ella su filosofía estuvo marcada por lo que acababa de vivir. Se trataba de un recuerdo bien cercano, pues él fue prisionero de guerra durante cinco años, y toda su familia, que permaneció en Lituania, fue asesinada.

¿Cómo incidió semejante prueba en su labor filosófica?
Incidió en su idea de no ceder ante la desesperación, y en su idea de la responsabilidad personal. Es un pensamiento centrado en la concepción de la responsabilidad por el otro, y de justicia para todos.

En el centro está la figura del otro y el descubrimiento de que la ética es la filosofía primera. ¿En qué manera constituye esto una innovación?
La pregunta por excelencia de la filosofía es ¿Qué es?: una cuestión que afecta al ser, a la esencia de las cosas, al conocimiento. Sin renunciar a semejante pregunta, el gesto filosófico de Levinas se centra en otra cuestión: mi relación con el otro, mi respuesta a su llamada.

¿Cómo fue acogida su obra filosófica?
Pocos se interesaron por ella en Francia antes de los años setenta. Levinas comenzó a enseñar tarde; hizo su tesis de doctorado, Totalidad e infinito, en 1961. Él estaba atento a todo lo que sucedía en filosofía, en particular a la corriente antihumanista ligada a Foucault, Lacan y Levi-Strauss.

¿Cómo respondió a esta crisis del humanismo?
Levinas acepta el desafío de la derrota del sujeto a manos del inconsciente, de la teoría del lenguaje y del relativismo cultural. Él prueba a buscar de un modo todavía más profundo una dimensión de lo humano que sobreviva al naufragio del humanismo clásico, y descubre un punto de nuestro psiquismo que está ligado al bien y que puede desarrollarse frente a la fragilidad del rostro del otro. No es un sólido fundamento, sino una vulnerabilidad, lo que nos lleva hacia el otro. Es una fuente de esperanza.

Levinas habla del otro y del Otro. ¿Cómo afronta la cuestión de la religión y de Dios?
Levinas no utiliza mucho el término religión, sino que habla de un vínculo que se establece entre el yo y el otro. Es un vínculo siempre abierto, sea hacia el otro, sea hacia Dios.

Judío devoto, practicante y, al mismo tiempo, muy crítico hacia la religión.
Tiene palabras muy duras acerca de cómo la religión se puede servir de Dios para el hombre: un Dios para consolarme, para que responda a mis expectativas, para recompensarme, también para castigarme. Levinas llama a esto el Dios económico. En contraposición, defiende una religión de adultos conscientes de que Dios no está para responder a mis necesidades. Para él, el Dios de la Biblia corre el riesgo del ateísmo, entendido positivamente como el buscar a Dios de lejos, sin hacerle objeto de una necesidad.

«Dios está cuando un hombre ayuda a otro», escribió Levinas. ¿Cómo liga la cuestión de Dios con la ética?
Cuando un hombre responde al rostro de otro que lo busca, cuando responde Aquí estoy a la llamada del otro, entonces, en ese instante, Dios viene a la mente, según Levinas. Venir es lo que cuenta, porque supone un acontecimiento. El camino hacia Dios no puede prescindir nunca de la respuesta al otro.

¿Cómo se lee su obra hoy?
Ciertos lectores consideran que la dimensión judía de sus escritos no puede ser considerada filosofía. Los tachan de teológicos, acusación que él siempre rechazó. Otros hacen la lectura contraria, tratando de apropiarse de Levinas para el judaísmo. Hay un modo de leer a Levinas que considero más pertinente: considerar su obra como una tensión entre dos fuentes, la griega de la filosofía y la judía de las Escrituras. En Totalidad e infinito, habla de una doble fidelidad, a los profetas y a los filósofos. En este sentido, su obra es excepcional.


Élodie Maurot

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