sábado, 18 de julio de 2009

LA REVOLUCIÓN DEL CONOCIMIENTO

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17/07/2009
Francesc Torralba Roselló
La revolución del conocimiento


La desaparición del sistema de bloques y la configuración del mundo entero como una sola unidad ha provicado la aparición de una nueva dimensión de todos los problemas económicos y políticos


A finales de los años ochenta y principios de los noventa quedó diseñado un modelo de sociedad internacional que nada tenía que ver con lo que habíamos conocido hasta entonces.

A partir de la desaparición del sistema de bloques y de la configuración del mundo entero como una sola unidad, ha aparecido una nueva dimensión de todos los problemas económicos y políticos. Nada puede resolverse, ningún asunto financiero, industrial, político o migratorio si no se plantea a nivel global, es decir, a escala mundial. Esto exige tomar consciencia que, más allá de las pertenencias locales o nacionales, somos ciudadanos del mundo y que, de algún modo, tenemos que hacer oír nuestra voz en él. Las nuevas tecnologías de la comunicación son un ejemplo de ello, pues, a través de los medios virtuales, somos capaces de conectar con personas muy lejanas y establecer complicidades que antes era imposible, ni siquiera, reconocer.
El mundo entero es una unidad. Ninguna decisión política, económica, social o cultural no tiene ya sentido concebida sólo a nivel de Estado. Ha nacido un nuevo marco de gestión política, económica, social y cultural: el mundo. El tráfico mundial de mercancías, de información, de capital, la velocidad de los transportes ha acercado a los hombres de todo el mundo y ha dado origen a una nueva era de integración mundial donde todo está más interconectado. A pesar de ello, todavía existen dificultades, muros invisibles y visibles, tópicos, prejuicios y resentimientos absurdos que tienen su génesis en el pasado y que no permiten enlazar fraternalmente a los pueblos y a las personas.

La globalización avanza hacia una unificación e integración del mundo fundada especialmente sobre la técnica y la economía. Sería un error considerar la globalización como un fenómeno exclusivamente económico, pues, más allá de ésta, existe también una globalización política, social y cultural. Quizás no se percibe tan claramente como la primera, pero muchos seres humanos del globo se conectan para compartir problemas de orden social, para movilizarse e intercambiar culturas.

Vivimos una intensa globalización de los fenómenos económicos, sociales, políticos, jurídicos y culturales i ésta influirá decisivamente en la sociedad del futuro. El rostro del planeta Tierra está cambiando con celeridad. Estamos entrando en el ámbito de una nueva revolución: la revolución de la información o mejor dicho, la revolución del conocimiento.

Gracias al enorme desarrollo tecnológico, somos capaces de procesar cantidades ingentes de información instantáneamente, de almacenarlas en espacios absolutamente ridículos por su dimensión, y de transmitir cantidades impresionantes a cualquier lugar de la tierra y del espacio. Todas las operaciones relacionadas con la información han reducido enormemente sus costes. Con todo, falta tiempo para digerir tal información, procesarla adecuadamente y traducirla vitalmente. Este exceso de información genera, paradójicamente, una sensación de vértigo y orfandad.

El paso de la sociedad industrial a la del conocimiento conlleva, sin lugar a dudas, muchísimas ventajas personales y colectivas, pero en el presente es todavía una nueva causa de exclusión social y crea una nueva marginación. Los descolgados de la red y, consiguientemente, de la información y del conocimiento, serán los nuevos excluidos sociales. Es una responsabilidad de los gobernantes trabajar contra esta forma de discriminación, facilitar el acceso a todos los ciudadanos y velar para que todos, sin discriminación alguna, tengan la posibilidad de participar del mundo global.

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