Amartya Sen: «Se pueden limitar los daños de la globalización»
El premio Nobel de Economía propone medidas para eliminar el hambre
ROMA, 27 sep (ZENIT.org-AVVENIRE).- «Se pueden limitar los daños de la globalización pero no se puede detener el proceso». Son palabras del premio Nobel de Economía, Amartya Sen, uno de los más convencidos defensores de una sociedad más justa que apunte al bienestar de las capas menos favorecidas.
El economista, profesor afiliado del Trinity College de Cambridge (Reino Unido), hace estas declaraciones en los momentos en los que en Praga estallaba una protesta contra la Asamblea anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, a la que asisten los gobernadores de los bancos centrales y los ministros de Economía de las 182 naciones que forman parte de ambas instituciones. Hasta la noche de ayer se produjeron duros enfrentamientos entre manifestantes y policías. El balance definitivo es de más de 100 heridos (54 de ellos policías), algunos detenidos y numerosos destrozos en puntos localizados de la ciudad. Parece volver a revivirse el escenario de la última reunión celebrada en Seattle de la Organización Mundial del Comercio (WTO).
El profesor Sen, nacido en Bengala (India) hace 77 años, analiza en esta entrevista algunos de los interrogantes éticos que hoy día plantea la globalización.
-- ¿La globalización puede conducir a una mayor prosperidad para todos?
-- Aunque al hacer las cuentas los índices en su conjunto suben, junto a quien gana está siempre quien pierde. Y ante estas disparidades económicas, la respuesta correcta debería incluir un esfuerzo coordinado para dar a la globalización una forma menos destructiva del empleo y de los modos tradicionales de vivir. Para hacer menos accidentado este proceso es importante dar a quien corre el riesgo de encontrarse marginado la posibilidad de recualificarse y adquirir nuevas capacidades, además de proporcionarle una red de garantías bajo forma de seguridad social y ayudas de otro tipo. El mundo de las comunicaciones y de los intercambios modernos reclama una educación y una formación profesional básicas. Mientras algunos países pobres, como Asia oriental y sudoriental han hecho grandes progresos en este campo, otros, como Asia meridional y África, tienden a quedarse atrás. La equidad no sólo de las oportunidades económicas sino también de las culturales puede tener una importancia decisiva en un planeta globalizado. Pero, en este nuevo escenario, la única solución que no se puede aplicar es detener el proceso de globalización de la economía y del comercio.
--A menudo, se da por descontado que se puede hacer muy poco para vencer la desnutrición y el hambre en el mundo.
--Estoy convencido que es posible detectar medidas capaces de eliminar el hambre y reducir radicalmente la desnutrición crónica. Para hacerlo no hay que limitarse a una especie de equilibrio contable entre población y víveres. Una persona puede verse obligada al hambre incluso cuando hay comida en abundancia, por ejemplo, si pierde el puesto de trabajo. Si, luego, en un país cae la oferta alimentaria, hay que distribuir mejor los recursos existentes y crear nuevos puestos de trabajo con nueva renta para las víctimas potenciales del hambre. En los países más ricos, son las medidas políticas las que protegen la economía de los individuos, con programas contra la pobreza y ayudas a los parados. En los países en vía de desarrollo en cambio no existen formas sistemáticas de ayuda a los desempleados.
--¿Qué deberían hacer los gobiernos?
--Hay diversas políticas contra la pobreza. Si es verdad que el crecimiento económico es un bien para un país es también verdad que, si no lo hace el Estado, nadie se ocupa de los pobres y de los analfabetos. Con la reformas económicas, hay que cuidar la educación, la información, la asistencia sanitaria, la indigencia y la pobreza. En definitiva, es más conveniente elaborar estrategias que creen más puestos de trabajo para procurarse lo necesario con los propios recursos.
--¿Cuál es el papel de la educación en el alivio de la pobreza?
--En estados con un producto interno bruto relativamente bajo, los mayores estándares de educación han hecho que el nivel de pobreza sea más bajo respecto a otros estados más ricos. La alfabetización femenina, por ejemplo, está relacionada, a nivel estadístico, con una reducción de la mortalidad por debajo de los cinco años de vida, independientemente de la alfabetización masculina. De hecho, los efectos de la actividad de las mujeres sobre la vida social pueden ser muy importantes. La participación de las mujeres en las actividades económicas, además, puede cambiar profundamente la situación.
sábado, 8 de agosto de 2009
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