domingo, 27 de julio de 2008

LA CIENCIA HUMILDE. ECONOMÍA PARA CIUDADANOS.



La economía puede ser fácil

Alfredo Pastor

La economía no tiene por qué ser una cuestión complicada que sólo comprendan los entendidos y estudiosos. Así lo demuestra el profesor del IESE Alfredo Pastor en su libro "La ciencia humilde. Economía para ciudadanos".

Partiendo de su experiencia como docente en escuelas de negocios, donde muchos alumnos tienen conocimientos prácticos de economía y quieren saber cómo pueden afectarles los fenómenos económicos de los que oyen hablar cada día, el autor intenta acercarnos a conceptos económicos, sin necesidad de convertirnos en economistas profesionales. Con este enfoque divulgativo, el libro prescinde de muchos detalles importantes pero no indispensables, como la teoría cuantitativa del dinero o la elaboración de las cuentas nacionales. El objetivo, señala Pastor, es ayudar al lector a huir de ciertos tópicos y despertar en él "cierta desconfianza razonable".

Un enfoque innovador
Pero, ¿cómo convertir en fácil una ciencia tan ardua como la economía? El autor propone una narración macroeconómica, en la que los protagonistas no son tanto los individuos como los países, las economías nacionales o incluso la economía mundial. A lo largo de 11 capítulos, se abordan conceptos tan cotidianos como la inflación, el desempleo, la política monetaria, la balanza de pagos, la política fiscal, las crisis económicas o los tipos de cambio, entre otros. Al final de cada apartado se incluyen referencias bibliográficas, que remiten a trabajos que el autor considera estimulantes para el lector y no siempre coinciden con las citas clásicas sobre cada materia.

De este modo el libro consigue explicar los temas que preocupan al ciudadano, esos términos que se repiten cada día en los informativos de televisión y en los periódicos, y lo hace de una forma amena, con un lenguaje sencillo y con muchos ejemplos que facilitan su comprensión.

Dos fenómenos actuales
El autor también hace referencia a fenómenos de actualidad, como las burbujas especulativas y la globalización, de los que se habla mucho de un tiempo a esta parte.

Las burbujas especulativas son episodios de inestabilidad financiera propios de las economías avanzadas. Para analizar la evolución de las burbujas, el autor propone el modelo creado por el economista norteamericano Hyman Minsky. Según este método descriptivo, el fenómeno empieza cuando un activo cualquiera se pone de moda y provoca el desplazamiento de otros activos alternativos. A partir de ese momento, como la oferta no aumenta al mismo tiempo que la demanda, el activo escasea, su precio sube y se produce un recalentamiento del mercado (overtrading). Aparecen entonces la especulación y el endeudamiento, dos rasgos característicos de una burbuja especulativa.
Después, a medida que la cotización se aleja de cualquier estimación razonable, empiezan a escasear los compradores y a proliferar los vendedores, y se entra entonces en una fase de vacilación, que irá seguida de una etapa de apuro (distress), en la que incluso las entidades financieras empezarán a temer por la salud de sus balances. Esta situación provoca una revulsión o descrédito, la burbuja estalla y nadie quiere ni oír hablar del activo en cuestión, y esto desemboca en una fase de pánico (Torschlusspanik), que pone punto y final a la burbuja. Sobre este fenómeno, se destacan dos ejemplos, el ya clásico de la burbuja de las "punto com", protagonizada por las compañías de tecnología informática en el año 2000, y otro más reciente, el de la burbuja del mercado inmobiliario.

También se le dedica un capítulo entero a la globalización, un término de invención reciente que designa un conjunto de cambios comerciales, económicos, políticos, sociales y culturales "que está transformando, de modo profundo e irreversible, el mundo en el que vivimos", asegura el profesor Pastor. Se trata de un fenómeno irreversible y beneficioso, explica el autor, que "debería ser guiado por los actores de más peso en la vida económica de los países", es decir, los gobiernos, las grandes empresas y las organizaciones de trabajadores. Existen defensores y detractores de la globalización, pero el libro concluye que "desde el punto de vista estrictamente económico, el proceso de globalización, bien llevado, es beneficioso para los implicados" y trae consigo más beneficios que perjuicios. Así pues, insiste, las críticas que se le hacen desde el plano económico "carecen, casi siempre, de una justificación rigurosa".

Tres asuntos importantes
La obra acaba con un capítulo dedicado a tres asuntos que no suelen aparecer en un manual de macroeconomía, pero que según el autor "no hay ningún problema importante en el mundo de hoy que no dependa, en cierto modo, de ellos". Se trata del papel del Estado en una economía de mercado, la distribución mundial de la renta y la naturaleza de las leyes del mercado.

Respecto al papel del Estado, el autor señala que se ha puesto en entredicho desde los años ochenta, y alerta de que "quizá se haya llegado demasiado lejos en el sentido opuesto". Se trata de un asunto relevante si se tiene en cuenta que la intervención del Estado está muy ligada a la concepción de la sociedad, de la propiedad privada y de la libertad y responsabilidad personales.

En cuanto a la desigualdad en la distribución de la renta en el mundo, Pastor considera que se trata de "uno de los grandes problemas de este siglo". Como se explica en el texto, siempre ha habido ciudadanos ricos y ciudadanos pobres, pero con la Revolución Industrial comienza a haber países ricos y países pobres. Hasta ese momento, casi todo el mundo, independientemente de su situación geográfica, "tenía al menos lo justo para vivir". Sin embargo, hoy en día, un 15 % de la población mundial, concentrada en las economías avanzadas, consume y produce algo más de la mitad de bienes y servicios generados en un año por la economía mundial, mientras que el otro 85% ha de repartirse el resto del PIB.

En promedio, se calcula que los habitantes de las economías avanzadas son casi seis veces más ricos que los de las economías emergentes. Resulta paradójico, reflexiona el profesor Pastor, porque "se ha logrado producir más de lo necesario para evitar el hambre y sin embargo el hambre existe, sólo que ahora ya no es obra de la Naturaleza, sino del hombre".

La obra también intenta poner fin al malentendido bastante extendido que confunde las leyes del mercado con las leyes de la Naturaleza, y "que alude a ellas como si fueran la manifestación de un destino inexorable, cuando en realidad tienen su origen en las relaciones humanas y, por consiguiente, pueden ser cambiadas".



http://insight.iese.edu/es/doc.asp?id=00765&ar=7

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